SOLLOZOS EN LA ALMOHADA
Esa noche casi no había dormido, ya eran las cuatro de la mañana y todavía daba vueltas en la cama, pensando en el porqué de las cosas, el porqué me había pasado esto a mí. De pequeña recordaba estos casos que veía en la televisión y siempre pensé que nunca podría pasarme a mí, que yo era muy fuerte para poder aguantar tanto desprecio, sabía que el amor era fuerte pero que no llegaría a tal punto.
En una de esas vueltas me encontré con su cara reflejada en la almohada, tuve deseos de pegarle, contuve mi rabia pero sabía que si lo volvía a ver no podría evitar odiarle.
Seguí dando vueltas de cabeza llegando a pensar que quizás tenía razón y que había hecho bien, pero no pasó un minuto para reaccionar, ¡ estaba equivocada! Nadie se merece lo que hizo conmigo, estaba loca al pensar por un momento lo contrario.
Ya eran las seis y no volvería, en ese momento rompí a llorar como nunca lo había hecho y entre sollozos escuché mi conciencia, intentaba convencerme de que no me había equivocado al echarlo de casa, porque nadie me podría poner la mano encima nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario